Comentario del Casa Rural La Fuente del Coso 3*

Fátima C. B.

13/10/2014

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Hace unos días fui con mi pareja a esta casa rural y es una experiencia que no recomiendo a nadie. Reservamos por Internet la estancia y he de decir que se tiene que pagar en metálico en la misma casa, nada de tarjetas de crédito. Por Internet vimos que ofrecían desayuno, le dije al dueño que lo quería reservar (cuesta 3.50€ por persona) y me dijo que no había. En el email el dueño me dijo que llamáramos por teléfono a una tal Reme para que nos abriera la puerta y que la avisáramos por lo menos una hora antes. Al llegar, el dueño ni siquiera apareció ni dio señales de vida, tuvimos que pagarle a una vecina porque ni se dignó a venir a por lo menos enseñarnos la casa. La cocina la dejó cerrada y ni siquiera montó una simple mesa para que pudiéramos comer algo. Ni siquiera había agua y tuvimos que llamar otra vez por teléfono a Reme para que nos pudiéramos duchar, un desastre. Ese día nos dejaron solos en la casa pero con todo cerrado con llave y no pudimos ni ver el patio. Al día siguiente llegó lo peor, llegaron más personas a la casa y el ruido fue terrible. En torno a las 12 de la noche llegaron por lo menos 6 personas y se pusieron a cenar y a correr por toda la casa hasta después de la 1. El dueño supongo que fue y les preparó la mesa y les abrió la cocina porque había mucho jaleo de platos. Adiós a mi fin de semana tranquilo que es lo que buscaba para un fin de semana en ese lugar. El domingo por la mañana sólo se escuchaban gritos de niños y más ruido de cocina. El resto de inquilinos desayunaron en la casa. No creo que para un día nadie se traiga café, además el dueño estaba con ellos. El dueño (se llama Fernando) nos dijo que no había desayuno ¿Entonces qué hacían todos ellos? Me sentí fatal cuando vi aquello, a esos inquilinos les ofreció todo y a nosotros nos dejó sin poder ni siquiera entrar en la cocina en todo el fin de semana. Mi pareja y yo tuvimos que desayunar en un bar y por la noche tuvimos que comer un bollo de pan y jamón porque como no teníamos donde calentar nada, nada podíamos comer y en ese pueblo está todo cerrado por la noche. El domingo cuando volvimos de desayunar de un bar recogimos todo para salir pitando de allí, con tanto ruido incluso me dolía la cabeza. Cuando bajamos allí estaba Fernando (lo vimos sólo en el momento de irnos) y les dimos la llave. Nos preguntó que qué hacíamos allí, que para qué habíamos ido. What? ¿Qué para qué hemos ido? Vaya pregunta. Le contestamos con mala gana que nos gustaba la zona y que ya era la cuarta vez que veníamos. Él nos dijo que ahora se iba a hacer senderismo con otros huéspedes, que eran personas de unos 50 años (una de las mujeres iba vestida cómo si tuviera 15 con coletas y camuflaje, se ve que no tenía sentido del ridículo) y así lo entendí todo, los trata bien porque tienen contratadas excursiones con él y de eso seguro que él se saca un sobre sueldo, los que no contratan nada pues son invisibles. Yo estaba deseando salir pitando de allí, me sentía despreciada, ignorada y por eso no quería pasar ni un segundo más en la casa, pero me arrepiento de no ponerle una hoja de reclamaciones antes de irnos porque se la merecía. No vayáis a esta casa rural.

Tarifa por noche desde tan solo €57

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