Uilenspiegel Brugge

Hotel

Hermoso lugar
Buena comida
Habitación limpia del hotel y hermosa decoración cosi
Desayuno abundante y delicioso.

Restaurante muy agradable en el borde de la canal. Hermosa ensaladas y los mejillones y muy sabrosas parrilladas de carne. Muy recomendable!

Sentados en la terraza al lado del canal, con una jarra de cerveza. De lujo. En un entorno de cuero de hadas.

En mi caso encontramos que hablaban algo de español.

Es un hotel pequeño, no cabe duda. Sin embargo, hay que entenderlo desde diferentes perspectivas. El tamaño físico no lo es todo. La amabilidad de sus anfitriones, la atención con que te reciben y te atienden es gigantesca. Nos asignaron la habitación 1… tiene una vista mucho más que asombrosa. Con el canal de Brugge frente a nosotros, podíamos voltear la vista y no dejar de enamorarnos de esta ciudad. Brugge es un lugar pequeño, sí, pero; desde Uilenspiegel llegamos a cualquier punto de ña ciudad sin siquiera cansarnos un poco. La ubicación es privilegiada. El buffet desayuno… no podía ser mejor. Un auténtico placer bajar al comedor y degustar semejante delicia. Los panes, los quesos (TOP TOP TOP), los jamones (TOP TOP) … estuvimos en el cielo de la comida. Si quieres algo tranquilo y amable, esta es tu opción.

Buena relación calidad-precio. A pesar de que la ciudad de Brujas es pequeña, la ubicación es bastante céntrica. El hotel tiene el toque perfecto, la entrada durante el día es por el restaurante, fuera de horario, te dan llave para accesar por una puerta trasera, pues no hay recepción. El acceso es bastante complicado, pues las escaleras son angostas y verticales, para personas adultas o con discapacidad quizás no sea la mejor opción. La habitación estaba limpia, la cama muy cómoda, la limpieza buena y el baño pequeño. Lo recomendaría y volvería al hotel.

No volvería, acceso a las habitaciones después del cierre del establecimiento a través de los baños, que olían muy mal y tras subir escaleras con acceso complicado. La habitación de tamaño, aceptable, pero llena de restos mosquitos muertos y sangre de anteriores huéspedes; el baño pequeño, descuidado y algo sucio, en especial la ducha (ni nos atrevimos a tocarla) ; moqueta aparentemente limpia. La noche desagradable ya que pasamos de ser dos seres vivos a estar en compañía de mosquitos hambrientos de un tamaño que daba miedo (aún con la ventana cerrada, seguían entrando). Si volvemos a Brujas, no repetiría.