El hotel era muy bueno y la comida real en el restaurante Werner también era buena. Sin embargo, el servicio en el restaurante era muy pobre y la gestión del restaurante era terrible. Habíamos reservado una mesa para la cena el domingo a las 7.45, pero después de haber estado sentado a tiempo era casi imposible conseguir una botella de vino, nuestros dos primeros intentos de gat la carta de vinos fueron ignorados y fue sólo en el tercer intento que se nos dio la lista y ordenado. Finalmente el vino fue entregado a nuestra mesa después de 40 minutos.
Cuando pedimos nuestra comida nos dijeron que el filete de ternera se había vendido y también los frijoles verdes se agotaron esto antes de que el restaurante se llenara. También se las arreglaron para que se quedara sin una selección de panecillos. También pedimos agua del grifo y después de recibir un vaso pequeño esto no fue rematado durante la comida. Parecía haber un montón de camareros, pero ninguna organización y parecían estar vagando sin rumbo, había 3 personal con chaquetas negras que presumiblemente incluía un maitre de y un gerente, pero durante la noche nunca se acercó a nosotros y parecía pasar la noche hablando entre sí aparte de abrir la puerta para los invitados.
También me gustaría añadir un comentario sobre el carrito de postres que fue empujado de mesa en mesa, ya que pensé por razones de higiene alimentaria los postres deben estar bajo las cubiertas y no abiertos a la atmósfera.
El servicio en el desayuno era bueno, pero me pregunto cómo se justifica un recargo de 3 euros. 95 por una tortilla en lugar del desayuno inglés completo.
Cuando pedimos nuestra comida nos dijeron que el filete de ternera se había vendido y también los frijoles verdes se agotaron esto antes de que el restaurante se llenara. También se las arreglaron para que se quedara sin una selección de panecillos. También pedimos agua del grifo y después de recibir un vaso pequeño esto no fue rematado durante la comida. Parecía haber un montón de camareros, pero ninguna organización y parecían estar vagando sin rumbo, había 3 personal con chaquetas negras que presumiblemente incluía un maitre de y un gerente, pero durante la noche nunca se acercó a nosotros y parecía pasar la noche hablando entre sí aparte de abrir la puerta para los invitados.
También me gustaría añadir un comentario sobre el carrito de postres que fue empujado de mesa en mesa, ya que pensé por razones de higiene alimentaria los postres deben estar bajo las cubiertas y no abiertos a la atmósfera.
El servicio en el desayuno era bueno, pero me pregunto cómo se justifica un recargo de 3 euros. 95 por una tortilla en lugar del desayuno inglés completo.