Si buscas un lugar anclado en el pasado este es tu sitio. Está a unos km de Cuenca capital bordeando las hoces del Huecar. Es un paraje realmente único. Pero esa ubicación parece que les ancló al pasado. Este sitio no se caracteriza precisamente por la eficiencia energética. Las ventanas carecen no solo de aislamiento, los cristales aparte de no ser térmicos no tienen ni siquiera silicona, lo que conlleva el tener encendido el exiguo radiador de aceite las 24h. Ninguna de las bombillas de la habitación es de bajo consumo, todas son convencionales, en los pasillos algunas son de tipo fluorescente pero los halógenos ninguno era LED. Aquí la vuelta al pasado es obligatoria, no solo por la decoración claramente del siglo pasado o más atrás, sino que no hay conectividad GSM, llegas aquí y estás literalmente incomunicado. Menos mal que el Wi-Fi gratuito funciona más o menos decente, es la única manera de estar comunicado con el mundo exterior. Lo básico que es la limpieza del baño y la cama es correcta, el colchón es cómodo y la almohada también, hay buenas mantas (necesarias cuando arrecia la noche) y el ruido no supone un problema a pesar de la falta de aislamiento; al estar en un paraje tan alejado el silencio en la noche solo se vé perturbado ocasionalmente por los rebuznos de un burro de la finca contigua. Pero la limpieza de los techos y cristales, muchos de ellos jalonados con vistosas telarañas y algunos detalles como el portarrollos roto, la insufrible alfombrilla de goma para la ducha, los bordes deshilachados de las toallas (mi madre hace mucho tiempo que las hubiera destinado para trapos hace tiempo), algunas bombillas fundidas y la suciedad del filtro del aire acondicionado y la de encima del espejo del baño (que no han recibido contacto con una bayeta desde que fueron instalados) le restan bastante categoría. Están en plena renovación de zonas nobles (muy modernas y muy agradables), están instalando un ascensor para acceder a la primera planta, pero quitado eso llevan sin renovar el resto de las estancias (incluido el restaurante) décadas. Los precios del restaurante no son baratos y la calidad de la comida es más bien regular, el bufet del desayuno es variado pero la calidad como digo es más bien mediocre para el sobreprecio que eso supone: 15€. Lo que si que tiene encanto es el patio interior alrededor del antiguo pozo, da gusto tomarse algo ahí al solecito. En general este sitio es recomendable si tu gusto por lo antiguo es lo principal y si tu bolsillo busca una opción económica, porque sinceramente otros alicientes no se los encuentro.
Aquí la vuelta al pasado es obligatoria, no solo por la decoración claramente del siglo pasado o más atrás, sino que no hay conectividad GSM, llegas aquí y estás literalmente incomunicado. Menos mal que el Wi-Fi gratuito funciona más o menos decente, es la única manera de estar comunicado con el mundo exterior.
Lo básico que es la limpieza del baño y la cama es correcta, el colchón es cómodo y la almohada también, hay buenas mantas (necesarias cuando arrecia la noche) y el ruido no supone un problema a pesar de la falta de aislamiento; al estar en un paraje tan alejado el silencio en la noche solo se vé perturbado ocasionalmente por los rebuznos de un burro de la finca contigua.
Pero la limpieza de los techos y cristales, muchos de ellos jalonados con vistosas telarañas y algunos detalles como el portarrollos roto, la insufrible alfombrilla de goma para la ducha, los bordes deshilachados de las toallas (mi madre hace mucho tiempo que las hubiera destinado para trapos hace tiempo), algunas bombillas fundidas y la suciedad del filtro del aire acondicionado y la de encima del espejo del baño (que no han recibido contacto con una bayeta desde que fueron instalados) le restan bastante categoría.
Están en plena renovación de zonas nobles (muy modernas y muy agradables), están instalando un ascensor para acceder a la primera planta, pero quitado eso llevan sin renovar el resto de las estancias (incluido el restaurante) décadas.
Los precios del restaurante no son baratos y la calidad de la comida es más bien regular, el bufet del desayuno es variado pero la calidad como digo es más bien mediocre para el sobreprecio que eso supone: 15€.
Lo que si que tiene encanto es el patio interior alrededor del antiguo pozo, da gusto tomarse algo ahí al solecito.
En general este sitio es recomendable si tu gusto por lo antiguo es lo principal y si tu bolsillo busca una opción económica, porque sinceramente otros alicientes no se los encuentro.