Hotel Palacio de Libardon

Hotel

Excelente hotel. Ideal para descansar y desconectar. Personal agradable y muy cercano. Espectacular la tortilla de patata.

Fuimos con la familia a una de sus cenas mexicanas y la verdad que estaba todo muy bueno, pero las habitaciones no están insonorizas y se escucha todo. Además las puertas de las habitaciones tienen una cristalera encima por dónde entraba la luz del pasillo lo que hizo que durmieramos muy mal.

Un palacio precioso, con un servicio excelente y una comida mexicana que no te la esperas!

Gran experiencia mejicana! Servicio muy atento y amable. Localización estupenda e increíbles vistas.

Un lugar imprescindible si vas por la zona. Sandra, su dueña y alma del establecimiento, lo hace siempre único y especial.

Un lugar con todo el encanto en un entorno maravilloso. Hermosos cuartos y lugares comunes. Desayuno fantastico! para volver siempre.

Muy buena estancia y un muy buen lugar para desconectar y descansar.

Trato muy cercano, muy buena gente.

Sitio precioso y muy bien atendido. Repetiré seguro.

Sitio muy tranquilo, precioso, bonitas vistas y con todas las comodidades. Buen desayuno y cena excelente.

Fantástica!. Experiencia. Un lugar para pasar unos días que uno no se puede perder y que ademas, deja huella. Entorno rural tranquilo, relajante, silencioso, donde el tiempo, el reloj, se para inevitablemente y sin darte cuenta. Y lo mejor, el trato personal, cercano, familiar, con una gran empatia por parte de los dueños y especialmente de su gerente, Sandra Cuesta. Lo hacen tan fácil que te sientes como si estuvieras en tu propia casa. En definitiva, un lugar entrañable altamente recomendable y con muchas ganas de volver a repetir. Nos veremos pronto.!. Sin duda Gracias por todo.

Por su gente, el paisaje, la comida, la sencillez y comodidad de sus habitaciones, es un lugar que quien visita siempre repite.

Un lugar diferente, en plena naturaleza, tranquilidad y buen gusto. Trato muy cercano y una comida buenísima. Super-recomendable.

A 8km escasos de Colunga, a través de una carretera típicamente asturiana, que transcurre por bosques de eucaliptos, se encuentra este maravilloso Palacio de Libardon. Sandra y su familia se esfuerzan en que pases una agradable estancia. A destacar su cena Mexicana y su desayuno buffet con productos caseros y de primera calidad. Ojo a navegantes es un lugar tranquilo sin casi cobertura móvil, pero el Wi-Fi de hotel suple sin problemas esta falta de "conectividad".

Voy a recomendar este hotel con algunas reservas. Podrá disfrutar de su estancia allí, pero puede evitar la decepción si vas totalmente informado. Las ventajas son, muy amables, el personal competente que ofrecen un gran servicio. El interior del valle de configuración es hermoso y está a sólo 20 minutos de la playa y a 15 de Colunga el más cercano de tamaño decente de la ciudad. El edificio en sí es una encantadora casa de campo en un rústico Asturiano de estilo (por lo que esperan grietas en la pared), un montón de espacio, jardines, sala de estar, bar, sala de juegos. El desayuno era excelente, variada selección con un montón de locales y caseros de elementos. Por el lado de abajo, parece que últimamente no mantenerse al día con el mantenimiento. Cuarto de baño de los elementos y las cerraduras de las puertas y cierre fueron un problema para nosotros y nuestros amigos. Nuestra cerradura de la puerta hizo imposible abrir la puerta sin tener que preocuparse sobre el despertar de la mitad del corredor. Tuvimos una segunda puerta a un balcón compartido que nos pareció que podría ser más seguro. Por supuesto, usted no siente que hay algún riesgo de que el crimen aquí, pero ese no es el punto. No como los limpiadores dejando la puerta abierta mientras ellos no estaban allí. Evitar el primer piso si usted va a la cama temprano o es un sueño ligero. El ruido que viene de el restaurante/bar de abajo.

Un lugar de reencuentro con la familia (duplex de 4 plazas ideales para niños). Decoración muy acogedora, paisaje de ensueño, tranquilidad y silencio, jardines maravillosos, crian caballos de salto y tienen un osque de cuento de adas. Sandra, la dueña, es una chica muy dulce que te hace sentir especial pèro como en tu propia casa. Una amiga para toda la vida. Super recomendable y con muy buenos precios. La comida y los desayunos caseros espectaculares.