Comentario del Aite Eco Resort 4*

Mi pareja y yo acabamos de regresar de varios días de ensueño en este hermoso eco-resort. Nos alojamos en una de las playa de cabañas, que nos encantó. Era privada, rústico y tranquilo, excepto por el sonido de las olas y el viento a través de las palmas de las manos. Andando el tiempo, la playa vacía al amanecer era una delicia, como estaba nadando en el Caribe como el día más caliente. Aquí el mar es un notorio adversario, según los lugareños, pero si usted ejercer el buen sentido y la prudencia, la natación es vigorizante y las olas son un montón de diversión. Para aquellos que buscan una actividad más allá de lo que la playa tiene para ofrecer, también existe la posibilidad de montar a caballo, río de la tubería, y las excursiones de un día al Parque Tayrona. También hemos sido capaces de contratar a un guía que nos llevará a un Kogi de la aldea de las montañas de la Sierra Nevada. De hecho, una de las cosas que he apreciado, sobre su estancia en Aite fue el orgullo evidente en la región, y el respeto de la población local. En un par de tardes de Gloria, el gerente, era capaz de poner en músicos para interpretar el vallenato, la cumbia, y de otros pueblos, los sonidos de la Guajira. La hora de la comida también fue un momento culminante, no sólo por los sabores exóticos y variedad de la gastronomía local, pero por la conversación relajada como invitados compartían un café y postre. El servicio fue casual y profesional. Mi pareja y a menudo me pregunto si vamos a ser incómodo (o peor) cuando se visita a los lugares donde las relaciones del mismo sexo son menos frecuentes o menos visible que en Toronto. Esto no era un problema para el personal del Aite y, por lo tanto, para nosotros también. Este de la costa del Caribe sigue siendo una región subdesarrollada en Colombia. Aite es el escenario perfecto en el que disfrutar de ella.