El peor hotel todo incluido que he visto.
1. Servicio. Simplemente no está allí. Al principio casi 30 proyecto esperábamos a que alguien nos llevara a la habitación. Luego se dieron cuenta de que la habitación carecía de toallas y no tenía tarjetas para toallas para la playa. El restaurante es servido por camareros para el desayuno, el almuerzo y la cena. No importa si les das propina o no, no tendrán prisa por limpiar platos sucios o traer bebidas.
No hay toallas de playa ni por la mañana ni por la noche. Tienes que esforzarte por cambiarlos al menos una vez al día.
2. Alimentos. En la mayoría de los días no hay nada para el desayuno y el almuerzo. Enormes colas se alinean hasta la caliente, porque no hay nada más. Una familia de Francia, a quien conocimos aquí, nos dijo que un día servían la misma sopa para el almuerzo y la cena. Sólo por la noche los restos se diluyeron severamente con agua. Todos los platos son insípidos. Los chefs rara vez se las arreglan para cocinar en exceso algo, no para sobresal.
3. Territorio. En todas partes hay advertencias de que no se pueden ocupar tumbonas. Por supuesto, todos están ocupados de antemano. El personal del hotel ni siquiera intenta resolver el problema con las tumbonas que faltan. Y si lograste encontrar una tumbona gratis, puedes venir al socorrista y decir que está ocupado.
4. Playa. Es una entrada muy bonita, fina, suave. Eso es sólo en él camellos andantes y caballos, que defecan directamente en la arena. Y, por supuesto, nadie está tratando de limpiarlo. En general, la playa está abierta a todos. Por eso siempre hay multitudes de comerciantes. Obsesivo y tratando de reproducirse.
5. No. Tomamos un bungalow. Es espacioso y lindo. Pero dos días después del asentamiento, el aire acondicionado comenzó a fluir. El personal del hotel tardó dos días más y 10 recordatorios en arreglarlo. La habitación tenía enchufes destrozados, un balcón sucio y tumbonas sin baños.
1. Servicio. Simplemente no está allí. Al principio casi 30 proyecto esperábamos a que alguien nos llevara a la habitación. Luego se dieron cuenta de que la habitación carecía de toallas y no tenía tarjetas para toallas para la playa. El restaurante es servido por camareros para el desayuno, el almuerzo y la cena. No importa si les das propina o no, no tendrán prisa por limpiar platos sucios o traer bebidas.
No hay toallas de playa ni por la mañana ni por la noche. Tienes que esforzarte por cambiarlos al menos una vez al día.
2. Alimentos. En la mayoría de los días no hay nada para el desayuno y el almuerzo. Enormes colas se alinean hasta la caliente, porque no hay nada más. Una familia de Francia, a quien conocimos aquí, nos dijo que un día servían la misma sopa para el almuerzo y la cena. Sólo por la noche los restos se diluyeron severamente con agua. Todos los platos son insípidos. Los chefs rara vez se las arreglan para cocinar en exceso algo, no para sobresal.
3. Territorio. En todas partes hay advertencias de que no se pueden ocupar tumbonas. Por supuesto, todos están ocupados de antemano. El personal del hotel ni siquiera intenta resolver el problema con las tumbonas que faltan. Y si lograste encontrar una tumbona gratis, puedes venir al socorrista y decir que está ocupado.
4. Playa. Es una entrada muy bonita, fina, suave. Eso es sólo en él camellos andantes y caballos, que defecan directamente en la arena. Y, por supuesto, nadie está tratando de limpiarlo. En general, la playa está abierta a todos. Por eso siempre hay multitudes de comerciantes. Obsesivo y tratando de reproducirse.
5. No. Tomamos un bungalow. Es espacioso y lindo. Pero dos días después del asentamiento, el aire acondicionado comenzó a fluir. El personal del hotel tardó dos días más y 10 recordatorios en arreglarlo. La habitación tenía enchufes destrozados, un balcón sucio y tumbonas sin baños.