¡ Qué vergüenza! Un bonito hotel de diseño en busca y convirtiéndose entonces en una caja vacía sin ningún alma. Nos alojamos en el Luise durante una semana con nuestros hijos adultos, resultó una gran decepción. Se llama un hotel de sensación, pero carecía totalmente de sensación para los huéspedes.
Las habitaciones eran pequeñas y no parecen a las habitaciones que muestran en internet y en sus folletos, no podría haber sido más clásico. La comodidad de la habitación era promedio, el viento soplaba a través de la ventana (aunque cerrado), la ducha era de 65 x 65 cm (no sabía que existían ese pequeño) y el ventilador en el baño hacía mucho ruido. Sin embargo, las señoras de roomkeeping amable e hicieron un buen trabajo.
El restaurante fue la decepción más grande, aunque nuestro touroperador anunció buena cocinando, nunca he comido este mal en un cuatro estrellas de los últimos 10 años. Puedo entender que usted elija un fórmula del buffet libre por razones prácticas pero esto fue increíble. Yo estaba totalmente autoservicio, con productos que eran bien appart caído estando a largo en chauf-plat o completamente seca mientras que durante mucho tiempo bajo las lámparas de calefacción. Hemos pegado sobre todo el buffet de ensaladas y la pasta (y saltó el plato principal y postre incluso). Precios de vino eran correctos, pero la comida no merecía ningún vino. Los postres fueron entregados en su mayoría congelados y sirve a menudo en estado supercongelado.
Me pregunto si alguien en este hotel siempre tiene marcará una cocción o una hotelschool. El plato fue quitado debajo de la nariz antes de las otras personas en su mesa habían terminado su curso o incluso antes de que tuvieras el tiempo para colocar la horquilla. Lograron dos veces saque mi placa dentro de un segundo después el último bocado. Tuvimos 3 sesiones de barbacoa, el pescado y la carne se almacenan sin refrigeración en un cuadro de tupperware en la barbacoa de gas. No comentaré cómo salieron de la barbacoa.
Todavía me pregunto quién fue el cocinero (y si realmente era uno) y más que era el dueño del hotel. Es la primera vez que nos alojamos en un hotel familiar con una completa falta de contacto personal. Nadie preguntó si estábamos satisfechos, nadie preguntó si le interesaría volver, estábamos sólo números y como se pagó el cheque, es allright a ellos.
Por suerte Riva y los alrededores eran precioso.
Las habitaciones eran pequeñas y no parecen a las habitaciones que muestran en internet y en sus folletos, no podría haber sido más clásico. La comodidad de la habitación era promedio, el viento soplaba a través de la ventana (aunque cerrado), la ducha era de 65 x 65 cm (no sabía que existían ese pequeño) y el ventilador en el baño hacía mucho ruido. Sin embargo, las señoras de roomkeeping amable e hicieron un buen trabajo.
El restaurante fue la decepción más grande, aunque nuestro touroperador anunció buena cocinando, nunca he comido este mal en un cuatro estrellas de los últimos 10 años. Puedo entender que usted elija un fórmula del buffet libre por razones prácticas pero esto fue increíble. Yo estaba totalmente autoservicio, con productos que eran bien appart caído estando a largo en chauf-plat o completamente seca mientras que durante mucho tiempo bajo las lámparas de calefacción. Hemos pegado sobre todo el buffet de ensaladas y la pasta (y saltó el plato principal y postre incluso). Precios de vino eran correctos, pero la comida no merecía ningún vino. Los postres fueron entregados en su mayoría congelados y sirve a menudo en estado supercongelado.
Me pregunto si alguien en este hotel siempre tiene marcará una cocción o una hotelschool. El plato fue quitado debajo de la nariz antes de las otras personas en su mesa habían terminado su curso o incluso antes de que tuvieras el tiempo para colocar la horquilla. Lograron dos veces saque mi placa dentro de un segundo después el último bocado. Tuvimos 3 sesiones de barbacoa, el pescado y la carne se almacenan sin refrigeración en un cuadro de tupperware en la barbacoa de gas. No comentaré cómo salieron de la barbacoa.
Todavía me pregunto quién fue el cocinero (y si realmente era uno) y más que era el dueño del hotel. Es la primera vez que nos alojamos en un hotel familiar con una completa falta de contacto personal. Nadie preguntó si estábamos satisfechos, nadie preguntó si le interesaría volver, estábamos sólo números y como se pagó el cheque, es allright a ellos.
Por suerte Riva y los alrededores eran precioso.