Comentario del Melia las Antillas 4*

Al hacer el check in me atendió por la señorita Mabel, que saco una ficha con mi nombre y un número de habitación asignado, al entregarle mi pasaporte, tachó el número de habitación y escribió otro. Al llegar a la habitación 6218 la puerta de acceso estaba descolgada y rozaba contra el suelo, la pudo abrir el maletero tras varios empujones. La puerta del armario de la habitación estaba atorada, encajada en carril. La bañera se encontraba bastante sucia, (adjunto foto). El regulador del termostato del aire acondicionado roto, superpuesto, porque al ir a tocarlo se cayó al suelo. De las tarjetas de acceso, una estaba sin codificar. Todo esto lo dije en recepción, ese mismo día sacaron del carril la puerta del armario por lo que ya se movía aunque fuera de su carril, y la entrada sequía rozando contra el suelo aunque menos. La bañera no la limpiaron en los cuatro días de estancia, ni arreglaron la ruleta del termostato supongo que seguirá igual. El hotel dispone de escenario para espectáculos con buenas actuaciones, buena piscina y fácil acceso a la playa, donde el personal encargado de seguridad y de las embarcaciones son muy agradables, felicito al cocinero del kiosco de la playa por las hamburguesas y brochetas que estaban riquísimas y al camarero de enfrente. Ahora bien, la barra de bebidas que se encuentra en el lobby está completamente supeditada a las propinas, sobre todo por la noche, hubo un día que empecé a caminar desde la recepción hasta la barra (15 metros), en la que había 3 camareros y según me iba acercando, iban desapareciendo, en un cuartito que hay detrás de barra, otras veces te dejan para el último pese a llegar antes, y da la impresión que te atienden con desgana (hay que ir con pesos en la mano), vamos que parece que molestas, al final te da hasta vergüenza pedir por no liarla. En cuanto a los restaurantes El buffet muy repetitivo en los platos cocinados, con buenos postres y Cocina Italiana, En el romántico, buen servicio, solomillo bien cocinado, ahora “el tartar de pepino con anchoa”, (cuadro rodajas de pepino una gotas de queso tipo Philadelfia y “media” anchoa encima), y la “minitorrija caramelizada” (trozo de pan enano superfrito y seco) no cumple con las expectativas esperadas, hasta el camarero rió por la cara de debí poner cuando me los sirvieron. En el restaurante con comida autóctona bastante mejor. El Mediterráneo no pude probarlo por estar todos los días reservado.