Comentario del Walk on the Favela Hostel

En primer lugar, la habitación era muy cómoda. Estaba muy pulcra, con baño privado y todo prácticamente nuevo. Con Tv, Wi-Fi, aire acondicionado y hasta tenía una heladera chica para guardar lo que quisiéramos, digno de un hotel! Y lo que más remarco era despertarse y tener la vista, por un lado los morros y, por el otro, la playa de Copacabana con el océano a la distancia. (Nosotros estuvimos en la habitación privada para 2). Con respecto al personal puedo decir con seguridad que fueron, hasta ahora, los más atentos y responsables que conocí. Cualquier problema o cuestión a resolver, ellos salían para buscar la solución y, hasta que no estabas conforme, no paraban. El hostel en sí, contaba con una terraza semi cerrada, desde la cual se ve en la noche la playa (los barcos y el farol que ilumina una una de las islas), la favela y por el otro lado se puede ver iluminado al Cristo. Es una sensación única que te hace saber que estas en Río! De día es maravilloso, especialmente en la mañana cuando estas por desayunar con toda esa vista. El desayuno muy bueno: café con leche, leche, chocolatada o Té pata elegir; sándwich de jamón y queso tostados con huevo revuelto y distintas frutas típicas de la zona! Sobre la ubicación puedo hablar en dos sentidos. En primer lugar sobre lo cerca que quedaba de la playa de Copacabana (puesto 3), del metro (Parada Sequeira Campos), para tomar cualquier bus y también estaba cerca de supermercados y paseos de compras. Para subir al Hostel, si no querés caminar por cansancio o lo que sea, tenes las motos taxis (a enero de 2018 salia por viaje r$3) que están apenas comienza la ladera. En segundo lugar, al estar sobre el morro (la favela) uno al no conocer puede qe dar impresionado y, podría decirse, hasta con miedo, pero eso sólo es hasta que subís por la ladera dos trabajaras en el que comenzás a ver que hay gente trabajadora que lo único que quiere es mejorar su lugar, para ello y para todos los turistas (por cierto, están muy preparados para el turismo hasta el punto de ayudarte por cualquier problema que tengas). Al pasar los días, uno estaba más seguro arriba (en el morro) que abajo (en la playa y el centro), porque además, las mismas personas de la zona quieren verte bien. No salimos de noche (por cuestiones personales) pero en el mismo hostel hay un guía para eso. El dueño del mismo hostel siempre atento, no tuvo problemas para hacernos cambio de dólares o reales a mejor precio que las casas de cambio y todo el tiempo preguntando si nos faltaba o necesitábamos algo. En fin, dentro de las mejores partes de Río me llevo haberme hospedado en éste hostel, porque más allá de ser un lugar sólo para dormir, fue un aprendizaje de los más profundo de la realidad y de la gente de Río de Janeiro. Se lo recomiendo sin pensarlo a quienes no tienen problemas para subir escaleras (que si, son varias) y quienes quieran conocer algo fabuloso aparte de las playas, el cristo, el Pao o lo que sea, y la vida misma dentro de una favela. Un experiencia única y enriquecedora!