Primero nos alojamos en la segunda casa del Quellenhof. Los pasillos están modernizados, pero no las habitaciones, que brillan en el encanto de los años 70. El aire acondicionado y el minibar no están disponibles en la habitación. La cama tenía un saco de harina modelo colchón, donde tienes un gran dolor de espalda.
También en el baño el inodoro era sólo 10 cm al lado de la pared. Para poder sentarse en él en absoluto, el rodillo del inodoro tenía que estar relacionado y el soporte de retención del rollo tenía que ser doblado hacia arriba. Pero incluso entonces, debido a la falta de espacio, no era posible limpiar lo mejor. En la ducha, uno estaba constantemente obstinadamente abrazado por la cortina de la ducha, que uno tenía que moler repetidamente lejos de la piel.
El balcón propio y la zona de desayuno muy agradable y bien ordenado con un personal muy amable eran positivos. Se puede comer en la sala de desayunos, así como en la zona del jardín en frente de ella. El desayuno era de alta calidad.
La pequeña piscina es agradable y limpia, pero por desgracia de la noche completamente sin iluminación.
Al día siguiente pudimos mudarnos a la casa principal en una habitación reformada. Esto tenía mejores camas, un inodoro en una habitación de tamaño inteligente, y un amplio cubículo de ducha separado por una pared de cristal. Fue entonces cuando nos sentimos cómodos. (Mini bar y aire acondicionado no tiene una habitación individual en este hotel. )
Ambas casas de hotel están meticulosamente limpias.
El restaurante en el Markushof ofrece precios significativamente más altos, pero la comida suntuosa vale la pena su precio en términos de calidad y sabor. El personal es muy amable y hay especialidades regionales, así como una carta de vinos bien ordenada.
Se puede tomar la comida en la bonita terraza al aire libre.
El jefe junior sobresale aquí en el papel de anfitrión amable y perfecto, ya que también se esfuerza personalmente por el bienestar de sus invitados.
La sexta estrella sería si todas las habitaciones en ambas casas fueran renovadas urgentemente.
También en el baño el inodoro era sólo 10 cm al lado de la pared. Para poder sentarse en él en absoluto, el rodillo del inodoro tenía que estar relacionado y el soporte de retención del rollo tenía que ser doblado hacia arriba. Pero incluso entonces, debido a la falta de espacio, no era posible limpiar lo mejor. En la ducha, uno estaba constantemente obstinadamente abrazado por la cortina de la ducha, que uno tenía que moler repetidamente lejos de la piel.
El balcón propio y la zona de desayuno muy agradable y bien ordenado con un personal muy amable eran positivos. Se puede comer en la sala de desayunos, así como en la zona del jardín en frente de ella. El desayuno era de alta calidad.
La pequeña piscina es agradable y limpia, pero por desgracia de la noche completamente sin iluminación.
Al día siguiente pudimos mudarnos a la casa principal en una habitación reformada. Esto tenía mejores camas, un inodoro en una habitación de tamaño inteligente, y un amplio cubículo de ducha separado por una pared de cristal. Fue entonces cuando nos sentimos cómodos. (Mini bar y aire acondicionado no tiene una habitación individual en este hotel. )
Ambas casas de hotel están meticulosamente limpias.
El restaurante en el Markushof ofrece precios significativamente más altos, pero la comida suntuosa vale la pena su precio en términos de calidad y sabor. El personal es muy amable y hay especialidades regionales, así como una carta de vinos bien ordenada.
Se puede tomar la comida en la bonita terraza al aire libre.
El jefe junior sobresale aquí en el papel de anfitrión amable y perfecto, ya que también se esfuerza personalmente por el bienestar de sus invitados.
La sexta estrella sería si todas las habitaciones en ambas casas fueran renovadas urgentemente.